Existen varias maneras de resolver un problema. ¿Cuál será la forma más correcta? Conoce como los principios éticos te pueden ayudar a superar este dilema.
La ética garantiza un equilibrio entre la ambición profesional y los intereses de los otros para evitar que nadie sea beneficiado o pueda perjudicar a terceros.
Al igual que el ámbito personal del individuo, un entorno profesional también necesita un conjunto de normas éticas capaces de orientar al individuo a través de decisiones cuyas consecuencias pueden repercutir en varios aspectos, incluido el bienestar de la organización.
La ética profesional tiene como objetivo primordial garantizar principios como la confianza, la implicación y la valoración del trabajo que realiza el individuo en cualquier área y tipo de actividad de la empresa. Estos principios son útiles para que el individuo tome las decisiones correctas ante los dilemas que le aparecen en la realización de las tareas diarias.
Para las empresas como agentes comerciales, la toma de decisiones eticas pueden ser asociadas de forma frecuente a cuatro áreas de desempeño:
Confianza: los clientes entregan un conjunto de recursos al negocio con la expectativa de obtener un producto o servicio que satisfaga algún tipo de necesidad. Corresponde a la empresa respetar esta confianza, es decir, no intentar obtener una ventaja ilegítima en las cantidades recibidas o en el producto/servicio ofrecido a cambio.
Crédito y pagos: La posición que asume una empresa en el mercado también depende de su respeto por los compromisos financieros asumidos. Respetar los cargos asumidos con recursos humanos, plazos de pago definidos con proveedores, etc.
Reputación: la implementación de valores éticos es verdaderamente una ventaja competitiva y un activo intangible de la empresa. La elección de la empresa por ser una empresa justa y socialmente responsable puede significar efectivamente un aumento de la demanda en comparación con otras empresas que no poseen el mismo estatus reputacional.
Respeto a las pautas públicas: Enmarcar las acciones de la empresa en pautas públicas que promuevan y contribuyan activamente al bienestar social puede dar una justificación adicional a las acciones empresariales. El respeto a este tipo de pautas resulta más beneficioso cuando se alinean con causas y diseños importantes, como la mejora de las condiciones sanitarias y la prevención de enfermedades.
La aplicación de principios éticos en las decisiones comerciales y personales se pueden mejorar y desarrollar. Para ello, existe un conjunto de soluciones que deben adaptarse a cada contexto de trabajo con el fin de maximizar los mejores resultados.
Así, para mejorar los valores éticos y morales en uso de las respectivas empresas, los emprendedores y gestores deben considerar:
Formación - Como varias otras áreas de trabajo organizativo, también es valorizado la ética que puede ser objeto de acciones formativas específicas. Saber cuales son los efectos de las acciones y decisiones tomadas y cómo impactan en la vida de otras personas es siempre una buena forma de empezar. Las relaciones interpersonales deben valorarse en el sentido de que son el mejor vehículo para retener a los clientes y retener el talento de los empleados;
Desarrollar un “Manual de Buenas Prácticas” - La existencia de un manual con directrices es fundamental en el entorno empresarial (socios comerciales incluidos) y hace que las acciones éticamente responsables se desarrollen de forma más clara y eficiente.
Finalmente, es importante recordar que la ética empresarial se fortalece con la práctica constante. La ética y el ser ético dan sus frutos. Sin embargo, muchos gerentes solo se dan cuenta de esta verdad cuando ya están sufriendo las consecuencias de decisiones éticas y morales poco claras.